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El Himno Nacional Mexicano

Símbolo de libertad en el siglo XIX

Por Óscar Quiroz

México cumple 198 años de la consumación de independencia, 198 años de ser una nación libre. La independencia de México dio origen a la nación como un estado soberano. Este evento forjó una patria que requería de un himno para vanagloriarse y crear un símbolo de identidad entre mexicanos. El himno nacional que resuena todos los lunes en nuestras escuelas fue escrito por Francisco González Bocanegra del cual les relataremos una pincelada de su vida.
Francisco González Bocanegra nació en San Luis Potosí el 8 de enero de 1824. Su padre era un militar realista de origen hispano, mientras que su madre mexicana, oriunda de Aguascalientes, su tío fue ministro de Relaciones Exteriores en el gabinete de Vicente Guerrero y efímero presidente interino de la República en 1825.
Al poco tiempo de la independencia, el recelo español dominaba el ambiente en el nuevo país naciente, por lo que el 20 de diciembre de 1827 se promulgó la Ley de Expulsión de los españoles, la cual provocó el destierro de la familia de Francisco Bocanegra cuando éste tenía apenas cinco años. Aunque su padre hubiera podido quedarse en México gracias a algunas previsiones de la ley, no se sentía cómodo haciéndolo como exoficial realista, por lo que decidió volver a Cádiz. Ahí permaneció la familia hasta 1836 cuando España reconoció la independencia de México y aquella ley fue revocada. La familia volvió entonces a San Luis Potosí, y un tiempo después, el joven Francisco partió a la Ciudad de México, donde descubrió su vocación.
Se incorporó a la Academia de Letrán, y en 1849 participo en la fundación de una sociedad literaria llamada Liceo Hidalgo, de la que primero fue vocal y luego presidente.
La capital vivió los tristes años de la intervención estadounidense, que puso a nuestro país inquieto, reforzó el patriotismo de los mexicanos que con tristeza vieron ondear la bandera de las barras y las estrellas
en palacio Nacional e hizo que muchos literatos cambiaran la pluma por las armas, González Bocanegra no se sumó a la guerra, pero sufrió las catástrofes de la guerra. Al terminar la guerra Estados Unidos, México inició el lento y laborioso camino de reconstrucción.
En la gran capital, Francisco Bocanegra comenzó una carrera en el servicio público, trabajando como oficial archivista en la administración General de caminos de peajes, sensor de teatros director del Diario Oficial. Se enamoró de Guadalupe González del Pino y Villalpando, su musa, prima en tercer grado, figura de suma importancia para la composición del himno y con quien se casó en 1854.
Cuenta la vox populi que corrían los últimos días de noviembre y su novia Guadalupe González, viendo a Francisco indeciso e inseguro, lo encerró en un cuarto en su casa, algunos dicen que esta vivienda quedaba ubicada en el barrio de Tacuba otros mencionan que es en la calle de Tacuba. Sin embargo, es un dato que se desconoce hasta nuestros días, en ese sitio se le encerró hasta que tuviera lista la composición, unas cuantas horas después asomaron por debajo de la puerta las hojas de papel con el poema Patriótico que ganó el concurso.
De poco le sirvió el triunfo al poeta, pues no tuvo la recompensa ofrecida, y al triunfo de los liberales y la caída del gobierno de Miguel Miramón, muchos de sus partidarios tuvieron que esconderse o desterrarse.
Su puesto como director del Diario Oficial, lo hicieron temer por su vida ya que lo tachaban de conservador, temió tanto que se refugió en casa de un tío, de donde sólo salía de noche y disfrazado para encontrarse con su esposa e hijos. Falleció el 11 de abril de 1861, víctima de la tifoidea, a sus jóvenes 37 años. Su cuerpo fue inhumado en el patio chico del Panteón San Fernando y posteriormente exhumado para llevarlo al Panteón Civil de Dolores, donde hoy reposan sus restos.

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