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La calle de Francisco I. Madero

Historia de plateros, Jesuitas y Franciscanos

Por Todito Centro

Es una de las calles más antiguas del Centro Histórico, mandada a abrir por ordenanza de Hernán Cortés para la huida de los españoles en caso de levantamiento de armas por parte de los mexicas, la arteria que albergó a personajes trascendentales y entrañables como la Güera Rodríguez, calle que se encuentra flanqueada por portentosos conventos, que a su vez conviven con palacios de condes y marqueses. Un andador que ya avanzada en edad, se convirtió en la alfombra roja de victoriosos emperadores como Agustín de Iturbide y presidentes tales como Francisco I. Madero y Álvaro Obregón.

Al frente del Palacio Nacional comienza una de las vías con más memoria de todo México, que con sus poco más de 700 metros de longitud nos podría narrar miles de historias, me refiero a la calle Francisco I. Madero.

Nombrarla de esta manera se le ha atribuido a Francisco Villa, ya que él mismo, el 8 de diciembre de 1913 en el cruce de Segunda de Plateros y San José el Real –Madero e Isabel La Católica–, subió a una escalera y clavó sobre la edificación, que hoy en día aloja la tienda ZARA, una placa con el nombre de Francisco I. Madero. Sin embargo antes de ese día, en la época novohispana, tuvo cinco divisiones y diversos nombres, mismos que nos son recordados por las placas que encontramos a lo largo de este famoso andador peatonal.


Partiendo de la Plaza de la Constitución y caminando por Madero nos encontraremos dos placas con el nombre de Plateros. Dos son estas calles, primera y segunda, seguidas una de otra y corren de Oriente a Poniente. La Primera de Plateros comenzaba en la esquina del Portal de Mercaderes y concluía en Palma, la segunda iba de Palma a Isabel la Católica. El nombre de Plateros se le otorga cuando por ordenanza del virrey Lope Díez de Aux Armendáriz ordena que “todos los plateros se congreguen en la calle de San Francisco y fuera de ella no pueden tener sus tiendas”. Esta es una costumbre que curiosamente hasta hoy se replica ya que en esta zona se encuentran los centros joyeros y de compra de oro y plata. Pareciera que el Centro Histórico tiene memoria y no se desapega de ella a lo largo de su vida.


El tramo que comprende de la calle Isabel la Católica a Bolívar ostentaba el nombre de Profesa, debido al templo erigido para la orden de los Jesuitas, mismos que fueron expulsados en 1767 por órdenes del rey Carlos III. Este templo aún se encuentra de pie y una de sus últimas intervenciones fue realizada por el gran arquitecto del neoclásico en la Nueva España, Manuel Tolsá, quien, cuenta la voz del pueblo, que en el interior de este templo, en el altar dedicado a la Virgen de la Inmaculada Concepción, talló el rostro de la Güera Rodríguez, misma que tenía su casa en la contraesquina del templo. Y que dicho sea de más todos los viajeros y aristócratas se enamoraron de ella, desde Humboldt hasta Iturbide.

El último intervalo de esta histriónica calle comprende de Bolívar a Eje Central, se le llamó Primera y Segunda de San Francisco. En este tramo nos encontramos con monumentos arquitectónicos como el Palacio de los Marqueses de Jaral de Berrio –que hoy en día ocupa el Museo de Arte de Banamex- o el Palacio de los Condes de Orizaba, –hoy en día Sanborns de los azulejos- justamente en su esquina, hallaremos una placa con el nombre de 1ra calle de San Francisco. Este nombre no es a manera fortuita ya que justamente enfrente nos encontramos con la Iglesia de San Francisco. Dicho sea de más fue uno de los templos y conventos con mayor dimensión de la Nueva España, abarcaba de Eje Central a Gante y hacia atrás a la calle de 16 de septiembre, donde hoy en día aún quedan reminiscencias de su antiguo claustro en la panadería La ideal.


Podríamos desentrañar miles de historias de esta pequeña y bulliciosa calle, tales como la llegada del Ejército Trigarante, la entrada triunfal de Benito Juárez sobre el imperio de Maximiliano, la marcha de la lealtad para Fco. I. Madero, la llegada de Álvaro Obregón tras derrocar a Huerta… pero hoy sólo quisimos descifrar el porqué de sus antiguos nombres para poder comprender un poco más nuestro amado Centro Histórico.

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